Un ejemplo de amor por la naturaleza, de heroes salvadores de su entorno,
y a la vez, de gente que piensa con la cabeza y sabe explotar los materiales que el ser humano
(y de alguna manera la naturaleza) les pone a mano.
En 1997 la conservadora keniata Julie Church se dió cuenta de un gran problema:
Los restos de bañistas llegaban a las orillas de isla de Kiwayu (Kenia), creando un verdadero desastre ambiental.
El descuido ha provocado que en la actualidad existan islas de plástico gigante que flotan en los océanos
y vayan a parar a las playas. Si calculamos que un pedazo de plástico tarda unos 100 años en descomponerse
serémos concientes del problema.
La ONG Ocean Sole trabaja desde 1998 para eliminar la basura del mar de una forma muy creativa.
Construyen animales de juguete, joyas y otros objetos con el plástico reciclado de las chanclas perdidas,
para venderlas en ferias de artesanÃa, y asà también combatir la pobreza local.