Cuarentena

Día 12 de confinamiento. Ya hemos ordenado todos los armarios. Hemos limpiado las ventanas por dentro y por fuera (aunque ha llovido otra vez y ya se han vuelto a ensuciar). Hemos hecho yoga, planchas y sentadillas con Youtube. Hemos cocinado rico cada día, y hemos hecho magdalenas caseras también. Hemos aplaudido, cantado, reído, llorado, gritado por el balcón con nuestros vecinos. Hemos agradecido más que nunca una sonrisa y un abrazo, aunque fuesen virtuales. Hemos deseado volver a la rutina, hemos repensado nuestras vidas, nos hemos visto caer otra vez.





Pongo en situación. El día 14 de marzo de 2020, el gobierno español decidió instaurar el estado de alarma en el país, declarando la cuarentena para todos los ciudadanos y limitando la libre circulación por los espacios públicos solamente a los servicios esenciales. Hoy, con más de 4 mil muertos y casi 60.000 infectados confirmados en España (521.086 en 175 países), y aunque los números no son fiables, el coronavirus está colapsando los servicios sanitarios de todo el mundo. En Madrid han establecido una morgue en una pista de hielo. La unidad militar de emergencia se está haciendo cargo de transportar los cadáveres, a los que está prohibido velar. Los militares desinfectan las calles y zonas publicas y las residencias de ancianos también. Los profesionales arriesgan su vida para salvar la nuestra, y nosotros nos quedamos en casa para que no se propague el virus, ese era el plan.

A modo de bitácora para el recuerdo escribiré que a día de hoy no sabemos cuándo se frenarán los contagios. No hay vacuna. No sabemos si todo volverá a la normalidad, ni si volveremos a trabajar. Y algo importante: no sabemos cuánto tiempo tardaremos en recuperar la confianza. Pero este evento histórico nos ha hecho darnos cuenta de que TODOS somos vulnerables, hasta las más grandes corporaciones, las alianzas y, el que parecía inalterable, el sistema.


Ánimo y paciencia para aguantar lo que toca.
Estamos juntos.

IG