quería dedicarme a esto, que la arquitectura es mi espinita, que me encantan los catálogos de materiales,
que me gustan hasta los códigos técnicos y que viviría entre planos y escalímetros toooda la vida.
A los que no me conocen tanto quizas les suene el bureau, un catálogo de cosas bonitas, poética y decoración,
mi otro blog. Un rincón personal y muy íntimo donde muestro espacios y detalles que me inspiran y trucos
para decorar bien. Este mes el bureau cumple cinco años, ya son cientos de post dando la chapa, miles de
imágenes favoritas y muchas reflexiones escritas en algún sitio del universo.
Actualmente estoy pasando por una época neutra, llena de colores empolvados y grises que acompañan
al blanco y donde el negro es el acento. Pero ni el blanco muy blanco, ni el negro muy negro.
Quiero armarios que no rebasen la cintura y dejen aire por arriba. Adoro las líneas sencillas desde el principio
pero ahora me fijo en los pequeños bodegones sobre la tapa del mueble. Una bandeja con algo de cerámica
y cristal. La madera es siempre buena compañía. Las plantas de hojas grandes también.
Me vuelven loca los espejos que descansan sobre la pared, la luz y las pilas de libros, platos, mantas...
Los muebles livianos que parece que flotan, y los que cuentan historias. Me gustan los espacios abiertos
pero también lo práctico y el orden, los muebles multifuncionales, los que se esconden y las composiciones
a medida con buen gusto.
La belleza está en cualquier estante, junto a la ventana o simplemente en una textura.
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