Los anuncios nos bombadean con promesas de felicidad cada día. La publicidad intenta crear necesidades que no son reales y siempre nos quiere persuadir con ofertas de lo último y lo mejor. Y, sin danos cuenta, el resultado es inversamente proporcional. Cuando compramos cosas materiales a veces también adquirimos preocupaciones. Nos sentimos responsables de su cuidado y, de alguna manera, nos mantenemos atados a ese objeto porque sentimos temor de perderlo. O nos estresa pensar que no lo podemos comprar o que ya se a agotado. Además de convertirse en una adicción. Esto puede parecer exagerado, o no. Sin embargo es cierto.
Pero es fácil de solucionar si anteponemos las relaciones personales, la familia o nuestras pasiones al deseo de poseer. Es decir, quitar todo lo que nos engaña o nos presiona para dejar espacio a otros aspectos más importantes y llevar una forma de vida más sana. Naturalmente, mientras menos cosas tengas que te preocupen más calmada será tu vida. Tiene sentido.
Pero no quiero confundirte, para mi ser minimalista no significa no poseer nada. Significa tener solo lo que necesitas, más bien, poseer solo lo que te aporta valor. Porque lo malo no es poseerlas, si no el significado que le damos a esas posesiones. Las cosas materiales no dan la felicidad, por lo menos no del todo, ese sentimiento es corto y falso. Tampoco significa que te deshagas de todas tus cosas, que vivas en un pequeño cuarto vacío y duermas en un colchón en el suelo. Podría ser, pero el minimalismo no es ser un ermitaño o un penitente. Ser minimalista es más bien darse cuenta del valor real de las cosas. Es evitar ideas, actividades, relaciones, personas u objetos que no aportan nada a tu vida, que no contribuyen a tu desarrollo personal o no ayudan a alcanzar tus metas, o incluso que influyen negativamente en tu salud.
Pero no quiero confundirte, para mi ser minimalista no significa no poseer nada. Significa tener solo lo que necesitas, más bien, poseer solo lo que te aporta valor. Porque lo malo no es poseerlas, si no el significado que le damos a esas posesiones. Las cosas materiales no dan la felicidad, por lo menos no del todo, ese sentimiento es corto y falso. Tampoco significa que te deshagas de todas tus cosas, que vivas en un pequeño cuarto vacío y duermas en un colchón en el suelo. Podría ser, pero el minimalismo no es ser un ermitaño o un penitente. Ser minimalista es más bien darse cuenta del valor real de las cosas. Es evitar ideas, actividades, relaciones, personas u objetos que no aportan nada a tu vida, que no contribuyen a tu desarrollo personal o no ayudan a alcanzar tus metas, o incluso que influyen negativamente en tu salud.
El minimalismo simplemente te hace tomar decisiones mas conscientemente, te ayuda a centrarte en vivir el momento y a perseguir tus sueños. Te hace sentir libre y crecer con un enfoque individual e inteligente. Entonces es al revés: Reducir las posesiones es el resultado de reflexionar sobre el minimalismo y ver la felicidad como un estado interiorizado. No eres más feliz por tener más, ni menos. Eres feliz cuando todo lo que tienes te satisface.
Pero todo cambio necesita de un esfuerzo al principio, en este caso tiene que pasar un tiempo hasta comprender lo que importa y lo que no. Por eso, cada vez que te deshagas de algo material piensa que estarás ganando algo más valioso: bienestar.
¿Quiéres saber cómo empezar a ser minimalista? No tengas miedo al cambio. Suscríbete al blog aquí o sígueme en instagram aquí para no perderte el próximo post. Seguiré escribiendo sobre el minimalismo para definir las claves de este estilo de vida.
Un abrazo,
Lorena Knnot
+ Fotografía por Lorena KNNOT © 2016. Todos los derechos reservados.
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Un abrazo,
Lorena Knnot
+ Fotografía por Lorena KNNOT © 2016. Todos los derechos reservados.